sábado, 2 de agosto de 2014

EL VUELO DEL BÚHO - Siluetas

Juan José Prieto Lárez

Dos siluetas, Un hombre y una mujer. Tomados de la mano recorren las entrañas de una noche profunda. Una conversación inaudible sirve de artimaña para encubrir el miedo que lentamente se ofrece como una neblinilla haciéndose adulta, ocultando la largura de la vía opaca, donde algunos brillos débiles sobreviven jugando a descubrir la luz. Sus aceras siguiéndola con unos capullos inocentes, marchitos, vagando incómodos por la ranuras del concreto vulgar.

Dos ojos extraños, despabilados, picotean sus espaldas desde que floreció la marcha por esa calle sembrada de palomitas huesudas, coronadas de niebla horrorosa y agobiante. Cortando el aire para hacer morir la brisa. El olor a la última comida del día desapareció junto al zumo de vino que acompañó los bocados tiernos y tibios, con alas dulces trozadas con cuchillos de mandíbulas hablachentas por pillar la hora de la despedida.

El éxtasis lloró sobre el lomo del gabán felpudo, salpicado de tulipanes aquietados, esperando el ladrido de las moscas que erosionan con sus zumbidos despavoridos el tedio de los ojos vueltos espuma verde, una ronda de gusanos inicia un baile atroz presagiando el hedor.

Son las doce de la noche. La pareja avanza sin parpadear, porque sus pestañas yacen congeladas. Detrás, a unos gritos de distancia, la mirada filosa que los escruta resuella en la inmundicia del alcohol con sus venas hinchadas, vomitando arañas atardecidas temiendo los pasos de las dos siluetas. Un hombre y una mujer. Tomados de la mano.

El fin los consumió sin darse cuenta, con una frenética sonrisa, ansiosa, loca. La senda llegó al caos uniéndose al diluvio fangoso de carnes anegadas, mugrientas de un universo sangriento que manaba como la misma bruma, sin nombre ni paradero. Las pupilas huyeron por un albañal dantesco logrando navegar por un mar estrecho, viejo, con olas mudas, desembocando en un vientre alucinante, con orillas sembradas de rastros abatidos por el aletear de un famélico halcón mirando el paisaje grotesco vestido de sucio.



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