POEMARIO “DESDE EL FIN”
“La poesía es algo que anda
en la calle”
Federico García Lorca
1
Somos
eco de nuestras
propias
voces. Es una manera
de
encontrarnos, de visitarnos
en
la cotidiana entrega a la vida. Mucho
espera
de
nosotros. Hagamos entonces
un
inventario de palabras.
Contemos
sin prisa la historia
de
cada quien, acomodemos la
memoria.
2
Lluvia.
La
sospecho quejarse
al
golpear el cemento
resbalar hasta la calle
irse
rápido
buscando
compañía
siento
cuando viene
el
viento me lo dice.
3
El humo lacerado vierte sus púas
contra
el vientre de los días
presos
sin
horas.
Esas
heridas tocan lo profundo
cuando
hacemos memoria
de
estar huidos entonces
abrigamos
un cuarterón del
alma
para escabullirnos
4
Te
escucho decirme amor
con tus manos de campana
anunciándome
en tu pecho
habitando
cerquita de tu corazón.
Cuánta
razón existiendo.
5
Aléjate
donde estoy
piénsame
deseándote
para
curarte la herida
siendo
ave
siénteme
a
tu lado
6
Cuándo
me avisaste
nadie
lo supo
llegaste.
Supe
tu adiós
cuando
en tus ojos
no
vi mi rostro como antes.
7
Llévate
mi sombra
en
la última cal
de
tu rostro.
Sigue
mi mano
apuntando
tu regreso.
8
Para
saberte, nunca me
contaste
el cuento,
lo
anhelante para ti
fui
sin saberlo
cuando
pasaba a tu lado
con
la distancia infinita
en
la mirada
la
piel apretada
a
mis carnes,
creció
el tiempo sin embargo.
9
Un
dibujo quedó
donde
ahora es nada
sigo
las paredes con mi dedo
índice.
El
acantilado es más profundo
en
las madrugadas cuando
el
vértigo
escribe
miedo con mis
manos
aferradas
a la almohada.
10
Cómo
me viste, callado al lado
de
mi eclipse
arrojando
bulla en lo borrado
de
la pena.
Una
faca
la
sed tuya lame
un
trapo de fiesta.
11
Tienes
nombre
guárdalo
Tienes
temblores
cálmalos
Tienes
fiebre
cúbrete
Tienes
sueño
háblame
Tienes
frió
frótame
Tienes
hambre
existo.
12
Escucho
la canción interminable
enrojecido
como la muerte del día.
Miro
el despertar
por
el resquicio de tus ojos.
Cierro las persianas
te
imagino apresurada
por
disiparte.
13
Hoy
déjame adivinar que te
sueño
tu
pelo húmedo
como
el nido de sudor
quemándose
el
humo salpicando
la
piel hecha grieta.
14
Déjame
de ti
sembrado
desde
el fin.
15
Te
siento silbando nuestra canción
háblame
para recitarte el poema
nunca
dicho, porque
saliste
con prisa de mis brazos.
16
Sálvame
de la anchura
florecida
de soledad.
Apúrate
para salvarte del último latido
encendido
para tocarte.
Escribe
tu sueño en el seto
si
me extrañas
aun
en el paso de siempre.
17
Será
que sufres mi partida
en
tus adentros.
Recuerda
cuando nos comíamos la arena
dormidos,
alumbrados, oscuros.
Pacientes
mirábamos tocarnos
en
el agua, teníamos hambre y sed.
18
Ahora
finges muy cerca
llevando
distante la seña.
Apagas
el rocío, pero te señala
anotando
en el tizne
besos
amontonados
con
la boca cerrada.
19
Tu mano fue mía
la
llave de mí, hecha reja
un
luto calcinado.
La
calma se hizo barullo
por
el trueno
no
andará mi voz mudando ocasos
sabiendo
el adiós de tu mano.
20
El
reloj marca un rastro más
en
tu vientre de balcón
atajando nostalgias.
Afuera la mortaja se teje.
21
Después
supe la costumbre del vuelo
no
fui al árbol a mirarte
me
entregué a lo inmóvil de la gaviota
arriba
avistando el surco de la cosecha
22
Háblame
tu palabra de
decirme
ciégame tus ojos
para
oírte decir
los
míos te enceguecen.
23
Si
me abrazas búscame
límpiame
la tierra
de
buscarte.
La
sal de los océanos
me
recuerda tu playa.
24
La
pena te nombra
doliéndome
el flanco
donde
guardo el almanaque
fiel.
Una
suerte de lumbre
pone
en jaque mi querencia
por
ti.
25
Remonta
el suspiro la rendija
vestida
de romance
En
cada esquina palabras
extrañas
con
sorpresas tropiezan
y
un recuerdo de dagas
se
entierra dando muerte al perdón.
26
Un
tiempo cruzó
el
río seco, otrora de abundancia.
Golpeó
los nombres y la gracia.
Un
ardor impregnó
la
estela del caballo
donde montó
el
brillo de la tentación.
27
Éramos
piel filosa
en
el árbol sosteniendo
un
corazón con dos nombres encerrados.
Ahora
el aljibe moja las piedras
de
ese abismo donde nos empujamos
nombrándonos.
28
Hazte
inmensidad
vuélvete
mensaje
de
lo posible,
toca
el respiro hecho sentimiento
regresa
y sintamos
temblores
al recordarnos.
29
Fui
despacio hecho sabor
en
la vuelta larga de tu adiós.
Soy
reflejo en la cabeza
como
la casa manifiesta
perfumada
de asombro.
30
Dime
antes de irme de tu rastro
tocando
mi puerta rasgada y urgida
por
dejarnos entrar.
Vi
cómo pasaban las noches
mudas,
oí los grillos
alborotados
en el día
en
las troneras cerradas
al
borde de la espera.
31
La
llovizna borró lo quemado
solo
algunas orillas vencieron
la
ausencia cuando la candela
encontró las letras
temidas.
32
Rayo
en lo callado.
Sabes.
Por
dentro olvido lo dicho
y
amanece estando vivo.
Me
atrevo.
Lo
que eres trasciende entre
silencios
vueltos páginas.
33
Luego
la garúa
rozando
los sentidos
en
la postura de la mancha
como
lágrimas cicatrizantes
secándose
al olvido.
34
Entonces
huyó la espiga perdiéndonos.
Quedó
sorprendida la tierra con el signo abierto.
Cuando
despertemos
la
mirada sonreirá
en
la boca de los pechos
imaginados
en el rastro
a
tientas.
35
Desvelado
el secreto
desaparecemos
como
espectros
para
elevarnos lejos de la marchita
nada
anhelando
el bocado de una nueva
inspiración.
36
Soy
cuando quieras tu extremo,
tu
margen donde abrigo
lo
que eres para mí,
soy
punto y soy seguido
en
tu breviario entusiasta.
37
Susúrrame
junto a la brisa
el
pujo del terciopelo
cuando
la mano te toca.
Acúsame
de ser clavo
encendido
abriendo un hueco
en
la ráfaga fría, adormecida
como
el iris azul desvanecido
en
tus adentros.
38
Seamos
cómplices en cada acto
quedarnos
esperando la vejez.
Aparecerá
con una manta de flores
a
dejarnos su aroma.
39
Ninguno
supo del suelo
ni
el dolor seco del río
cada
quien se hizo mensaje
buscando
alivio.
El
adiós en forma de presagio
buscó perpetuarse
todas
las horas al despertar.
40
Desde
el fin ahogó por dentro
la agonía.
Viajó
en un comienzo
con mochila talante
de presagios ruines
el
desamor carcomiendo.
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Me gustan todos...
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Hazte inmensidad
vuélvete mensaje
de lo posible,
toca el respiro hecho sentimiento
regresa y sintamos
temblores al recordarnos.