Yo descubrí mi niño Jesús
Juan José Prieto Lárez
A todos los
padres del mundo le sucedió, a todo el mundo le sucederá. Cuando descubrimos
que el niño Jesús no es quien carga con los regalos de navidad. A quienes ya
somos padres nos asalta la idea de cómo decirle a nuestros hijos que el niño
Jesús somos todos los padres. A mí nunca me lo dijeron, yo lo descubrí.
Jugaba yo en
el patio de mi casa, como siempre, no tener hermanos menores a uno le permite
inventarse compañeros, los míos eran viejos listones de madera que mi papá
arrumaba en la enramada donde tenía su carpintería. También tenía carritos
fabricados por los chinos con el latón de las latas de sardinas El Faro.
Contados soldados de plástico, y caballos y vaqueros del mismo material, el
desgaste de los diminutos héroes era
evidente. Las armas largas de los diminutos soldaditos ya no tenían cañón,
algunos vaqueros, por los duros enfrentamientos con bandos malvados, tenían
amputado algunos de sus miembros, aun así los atesoraba, eran mis mejores
amigos.
Sucede que
en la tarde de un 24 de diciembre sorprendí a mí hermana Maruja mostrándole a
mi mamá lo que yo le había encargado al Niño Jesús: una pistola y una bolsa de
soldaditos. Esta mercancía estaba disponible en la inmensa vitrina que tenía
Jesús Subero en su heladería El Güire. Todavía existe el edificio de dos
plantas frente a la plaza de Bolívar en La Asunción. No supe qué hacer, ya
no había excusa, el Niño Jesús de mi casa era mi mamá y mis hermanas. Al
investigar sobre el arma, ayer cuando escribía, supe que se trataba de una
Parabellum-Pistole, también conocida como una Luger de fabricación alemana, muy
popular durante la Primera
y Segunda guerra mundiales.
Nadie dijo
nada, ni ellas ni yo, solo que ese día me acosté mucho más temprano que de
costumbre. Mirar bajo la cama las primeras horas del 25 había perdido su
encantamiento, sin embargo ese día lo recuerdo muy bien porque fue lo último
que recibí en su nombre, el resto del año sirvió para asimilar el hecho de que
no hay Niño Jesús. Actualmente los chamos se enteran por que siempre alguien se
lo dice, son más abiertos a pregonar lo que para nosotros era un misterio
saludable porque la imaginación irrumpía para sembrarnos de ansiedad, ahora nos
queda la satisfacción de ver la cara de los hijos mostrando desde muy temprano
los regalos descritos en la cartita debajo del arbolito.
A estas
alturas nos queda pues pedirle al Niño Jesús la mayor de las consideraciones
para con el mundo entero, una noche buena en familia, juntos en el solo deseo
de tener paz, salud y un proyecto de vida sin mezquindad.
Desde esta
columna les deseo unas felices pascuas y un próspero año nuevo, espero contar
con su lectoría para el próximo año para que así conozcamos más de nosotros. ¡Felicidades!
elblogdepey.blogspot.com
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