miércoles, 10 de septiembre de 2014

EL VUELO DEL BÚHO - La Llamada

La Llamada

Juan José Prieto Lárez

-No cuelgues por favor. Déjame hablar. Está bien, comprendo que la última vez que nos vimos fue un desastre. Es justo también que reconozcas que ambos nos comportamos, si se puede decir de una manera infantil. Por mi parte admito que tienes razón en algunas cosas, pero no pienses en echarme a mí la culpa de nuestras interminables discusiones. Ambos somos responsables.

Te puedo jurar que nada tengo que ver con esa mujer que mencionaste. Sí la conozco, pero de allí a que tengamos algo hay mucha diferencia, ¿te puedo sugerir algo?, seamos adultos, quiero que lo nuestro sea una relación adulta, madura, que apartemos los ímpetus juveniles y en verdad miremos esto como un proyecto de vida en común, no andarnos agarrando por los cabellos cada vez que no encontremos. Esto debe tener una salida satisfactoria por el bien de ambos.

Entre nosotros debe prevalecer la confianza de uno por el otro, para que no tengamos que arrepentirnos luego para toda la vida. No asumamos la indiferencia como escudo, porque sabes muy bien que el tiempo nos jugará un trastada, y tendremos que vivir con una frustración que nos pesará cada día que veamos un amanecer.

Si he de pedirte de rodillas que juntos miremos cada atardecer, sintiendo que nos bañe de bendiciones la luna llena, lo haré, porque estoy seguro que somos tal para cual; ¿es tan difícil la comprensión? Pero no quiero empujarte a una definitiva decisión, espero que lo medites y cuando tengas una respuesta me llames y podamos conversar en los mejores términos posibles.

Ya que te estoy ofreciendo un panorama transparente de mis actuaciones, también te confieso que he tenido posibilidades de amar a otras, tal vez tú también hayas tenido las tuyas, pero por mi parte te diré que ha prevalecido mi integridad de hombre sensato, de apego al intenso amor que por ti siento, y tú lo sabes muy bien. Sabes que he procurado blindar lo nuestro contra los designios agoreros que nunca faltan, con tal de destruir cuando ven la aureola de la felicidad alzándose por encima de sinceros amantes, por ello nunca me aventuré a poner en riesgo nuestro mutuo afecto.

Bueno creo que ha llegado la hora de proponerte una tregua, para que juntos tomemos el camino que mejor nos convenga, ojala los años de costumbre nos ayuden a aclarar esta oscuridad en la estamos sumidos por un mal entendido que apareció de la nada. Permita Dios que los recuerdos de cuándo nos conocimos nos ablande el corazón y permita mirar el futuro, igual al que soñamos juntos.

Te acuerdas aquella vez cuando toqué tu mano por primera vez, pareció ser la señal de que surgiría entre los dos este amor que fue creciendo con cada mirada en el pasillo de tu oficina y la mía, y cada vez caminábamos más ese estrecho espacio que nos separaba, solo para mirarnos, sentir el temblor emocionado de cruzarnos, con la ansiedad de tocarnos, de mojarnos los labios.

Del otro lado de teléfono jamás hubo una respuesta.



elblogdepey.blogspot.com

NOTA: QUEDA PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O COMPLETA DE ESTE MATERIAL, SIN CONSENTIMIENTO DEL AUTOR.


0 comentarios:

Publicar un comentario