Por la sabia
ruta de la izquierda
Juan
José Prieto Lárez*
Me lo encontré hace
unos días. Más sereno que tranquilo. Con más edad habitando sobre su cabeza y
barba de iguales años. Con sus ojos achicados auscultaba el entorno, como
siempre lo hace. Mientras muchos ajustaban su abdomen a un flux. Él llevaba una
guayabera blanca con rayas azules tenues, un pantalón de guayacán, y unos
zapatos amarronados de estilo casual trenzados. Junto a Cayito, fotógrafo
insigne de la Gobernación del Estado rememoraba episodios de su paso por el
despacho gubernamental. Se le vio jovial, relajado de las apremiantes
situaciones que debió sortear como mandatario, sobre todo en tiempos duros,
cuando comenzó a cambiar el país bajo el acecho golpista de quienes gobernaron
este país por tanto tiempo.
Los saludos fueron
incesantes como cartas en un juego que no sabría calificar, tal vez porque no
soy quién para juzgar acciones ajenas. Lo que pude percibir fue que su
presencia aun incomoda a algunos inseparables de la cobardía moral que los
suscribe a la historia de una política menguada, sombría, acomodaticia, tal vez
sea el término. En cambio Alexis Navarro, con el tiempo se ha vuelto más sabio,
más próspero en su filosofía de vida, sin curvaturas en su arquitectura
ideológica, con la misma jerarquía en la lucha por desafiar si habría de
repetirse aquel abril. Algunos, sosteniendo su mano de espesa solidaridad le
dijeron afectivamente gobernador.
Sé que no faltará un
predecible malhablado que catalogue estas líneas de “mandadas a hacer”, pero
no, ni es mi estilo, ni me dedico a construir andamiajes retóricos. Las dedico
a valorar con quien se comparte una conversación sincera y afición por cultivar
el espíritu de la literatura, la música y el cine. Facetas que escasean en los
liderazgos políticos, a los que afortunadamente no tengo acceso. De allí la
categoría de maestro que tiene Alexis. He oído decir que pudiera estar de
vuelta a una propuesta electoral rojarojita. Ya lo estuvo, pero la
manifestación de lo absurdo escogió la aventura, por consiguiente un tortazo
del que se guarda un silencio conventual. Sus credenciales siguen intactas,
decididas a seguir el legado de su amigo Hugo Chávez, el comandante que lo
llamaba a cualquier hora de la alta madrugada para asignarle tareas subsidiadas
por el talento del margariteño. Es posible que pasen muchos días para un nuevo
encuentro amigable y ameno con Alexis, que sigue su ruta predicando por el
camino de la izquierda.
*Periodista
elblogdepey.blogspot.com
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