domingo, 29 de marzo de 2015

EL VUELO DEL BÚHO - Por la puerta de atrás.

Por la puerta de atrás

Juan José Prieto Lárez*


Un rostro gordinflón ocupó la pequeña pantalla de mi televisor como un globo ante mis ojos cuando crece a plenitud gracias al aire de los pulmones. El relincho de su hablar santiaguense de Chile, muy probablemente tomará un buen tiempo para escurrirse otra vez en los oídos de América Latina. Por mucho tiempo no veremos los colgajos de su piel recién afeitada, con movimiento gelatinoso arengando esmeros con discursos repetitivos y cómplices.


Un tipo apellidado Insulza ha dejado su puesto en la Organización de Estados Americanos (OEA),  donde pasó años encumbrando esa decadente organización, famélica, a un paso de quedar en la bancarrota idealista de treinta y cinco países que la conforman. Un insulso exorcismo en tiempo de mentiras para desenterrar las filosas hojas y quebrar al único atacante con licencia de actuar a su total y absoluto albedrío. Las rodillas siguen siendo la exquisita forma que los seduce de la anatomía de millones de hombres y mujeres, penitentes a la inquebrantable instrucción de velar por su soberanía. Mientras, el cabecilla Insulza desgranaba su incorregible gustazo por las gomas de mascar, lo más ligera posible, deleitación que le viene de su apellido.


Los sueños suelen acabar, afortunadamente las pesadillas también. Y este tipo no supo o no quiso contribuir al sosiego demandado por nuestras naciones sometidas a la impertinencia del miembro más poderoso de su staff. Un inquilino molestoso que paga las cuentas. Recojo unas citas Winston Churchill que quizás le vienen muy bien al abultado talle de este tipo.


“El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”. Al parecer lo consiguió y de pronto no se ha desesperado y lo intentará de nuevo de algún otro parapeto diplomático para seguir cosechando fracasos. “El problema de nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles sino importantes”. Creo que este le viene al dedillo, porque eso es lo que hizo: echársela de gran cacao para gozar de las mieles del poder sin ser útil, creyéndose importante. De lo que si estoy seguro que es y seguirá siendo un buen manejador del capote, sin llegar a torero por impedimento de su humanidad. Recuerden el discurso de la canciller venezolana, Delsy Rodríguez en la OEA el jueves 19 de marzo. Cuando embestía contra el imperio, el lobo Insulza se soplaba los mocos, se rascaba la calva como buscando las huellas de un enjambre de piojos que tal vez lo atacó en su infancia escolar. Hizo mil marañas para distraer el auditorio. Menos mal que se fue con más penas que glorias y por la puerta de atrás.




*Periodista
elblogdepey.blogspot.com

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