La
Magia de la Crisis
Juan
José Prieto Lárez
No se trata del anciano
fantasma que recorría Europa. Ahora se trata de una joven llamada crisis. Ha
envuelto en sus macabros encantos gran parte de ese continente. Afortunadamente
los seres humanos estamos diseñados para esos enfrentamientos, contamos con el
infalible recurso de la creación. Una mágica palabra de donde sale a relucir
toda posible solución, aun en los más enconados casos. La resulta de los
conflictos que enfrentan tantos países es, en cierta manera, plausible, y de
justo ejemplo a seguir. Se ha desatado una fiebre de cambio que los coloca en
posibles estados de contagio positivo en latitudes muy distantes. Colocando el
dedo en el mapamundi nos topamos con esta América donde todo está por hacerse.
Se trata del rediseño de ciudades decididas a tomar el control de sus espacios
y hacerlos rigurosamente más humanizados. Para ello es necesario el consenso,
mejor aun, sin políticas proyectadas por politiqueros.
Desde la adecuación de
carriles para ciclistas, hasta espacios donde llevar sus mascotas. Es decir hay
un replanteamiento de nuevas costumbres, sin llegar a ser estrictamente imitaciones
de otras sociedades. Todo es cuestión de educar para la transformación que
deseamos. Si tomamos un caso doméstico como el de La Asunción, con sus
especiales características se podría dar un vuelco sustantivo, lo que nos
permitirá, más que un maquillaje, un rostro nuevo. A la altura de una capital
de estado. Siempre nos ufanamos en pregonar que tenemos muchos artistas,
músicos, escritores, pintores y un larguísimo etcétera que nos devuelve el
cariz de engreídos. Seamos cautelosos al momento de evaluar esas posiciones,
porque mucha gente de “afuera” se pregunta: ¿y? Pues bien sentémonos a
discursear sobre esos parámetros que
deseamos realzar, tanto para los locales como para quienes nos visitan. Primero
un gran censo para determinar con qué número de profesionales contamos, y
lógicamente crear un banco de voluntarios que quieran intervenir en el cambio.
Un comité o comités zonales que interpreten la manifestación colectiva por una
ciudad posible.
Todos serían
convocados, todos deberían trabajar por ellos y por los suyos. Donde sea
factible, un parque. Por dónde se pueda, nuevas vías para el tránsito vehicular.
Ornato de plazas, pero lo importante es que cada uno de nosotros cuide lo que
hacemos. Lo mejor es que en vez de protestar se promuevan soluciones más
prácticas que las que ofrecen los políticos porque desconocen la realidad.
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