miércoles, 26 de noviembre de 2014

La Asunción quiso ser y fue más - Frank Omar Tabasca

La Asunción quiso ser y fue más


 Angelita Salazar
Autor: Juan José Prieto Lárez “Pey”


Cuando se vive o se atraviesa La Asunción, se siente un agradable olor a historia, noticias, quejas, comentarios, rumores y otros desmanes que se transforman en tertulias a veces interminables. En sus calles, bulevares y plazas, se hace cultura al andar, porque el cultivo del espíritu es el compartir con los amigos en una ciudad donde todos se conocen, no hay asuntino que no pase el día sin salud-dar a más de cien personas.


La Asunción es un libro donde sus hojas se van entrelazando entre la claridad del día y sus noches ávidas de versos mundanos que no se cansan de nacer y morir en un vaivén inmortal. Sus vivencias son un poemario a cielo abierto, donde los asuntinos y asuntinas son poetas que le dan música al silencio, escriben en el papel de luz sus alegrías tristes y sus tristes alegrías que se entretejen entre el verde follaje, y cantar cantarín de los pájaros, aullidos, el travesar de sus quebradas y riachuelos, el tráfico y en el intermedio una masa infantil de alegría escolar.


Esta exposición fotográfica que nos da a conocer hoy 27 de noviembre, nuestro amigo Pey, día cuando nuestra querida Asunción cumple 414 años desde que se le otorgará el título de ciudad. Muestra el alma de una ciudad hecha imagen, a través de sus personajes, sus amantes plasmados en su sencillez, su espontaneidad, sus trocitos de felicidad, de angustia, melancolías y su espiritualidad capturados con una cámara meditativa que salió a su encuentro para reencontrarlos hasta siempre. Nuestro amigo conoce muy bien la ciudad y a quienes la habitan, he allí el valor espiritual de estas gráficas.


La Asunción, una ciudad que quiso ser y ha dejado de ser, para ser más.

  
Poema dedicado a La Asunción, ciudad histórica en su cumpleaños:


Sombras
La ciudad es luz, ventisca, sol y penumbra.
Recuerdos que se cuelan por rendijas
de viejas puertas, ventanas y esquinas eternizadas.
Un río que retorna a sus días de alborada gloria,
tibias sus aguas que fluyen entre poemas,
valses, coplas y una copa llena de Semana Santa.
Al finito la noche, evoca sonidos que moran en sombras
esperando su llamada.



                                                                         Frank Omar Tabasca
La Asunción, noviembre 2014




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