La Asunción quiso ser y fue más
Angelita Salazar
Autor: Juan José Prieto Lárez “Pey”
Cuando se vive o
se atraviesa La Asunción, se siente un agradable olor a historia, noticias,
quejas, comentarios, rumores y otros desmanes que se transforman en tertulias a
veces interminables. En sus calles, bulevares y plazas, se hace cultura al
andar, porque el cultivo del espíritu es el compartir con los amigos en una
ciudad donde todos se conocen, no hay asuntino que no pase el día sin salud-dar
a más de cien personas.
La Asunción es
un libro donde sus hojas se van entrelazando entre la claridad del día y sus
noches ávidas de versos mundanos que no se cansan de nacer y morir en un vaivén
inmortal. Sus vivencias son un poemario a cielo abierto, donde los asuntinos y
asuntinas son poetas que le dan música al silencio, escriben en el papel de luz
sus alegrías tristes y sus tristes alegrías que se entretejen entre el verde
follaje, y cantar cantarín de los pájaros, aullidos, el travesar de sus
quebradas y riachuelos, el tráfico y en el intermedio una masa infantil de
alegría escolar.
Esta exposición
fotográfica que nos da a conocer hoy 27 de noviembre, nuestro amigo Pey, día
cuando nuestra querida Asunción cumple 414 años desde que se le otorgará el
título de ciudad. Muestra el alma de una ciudad hecha imagen, a través de sus
personajes, sus amantes plasmados en su sencillez, su espontaneidad, sus
trocitos de felicidad, de angustia, melancolías y su espiritualidad capturados
con una cámara meditativa que salió a su encuentro para reencontrarlos hasta
siempre. Nuestro amigo conoce muy bien la ciudad y a quienes la habitan, he
allí el valor espiritual de estas gráficas.
La Asunción, una
ciudad que quiso ser y ha dejado de ser, para ser más.
Poema dedicado a La Asunción, ciudad histórica en su
cumpleaños:
Sombras
La
ciudad es luz, ventisca, sol y penumbra.
Recuerdos
que se cuelan por rendijas
de
viejas puertas, ventanas y esquinas eternizadas.
Un
río que retorna a sus días de alborada gloria,
tibias
sus aguas que fluyen entre poemas,
valses,
coplas y una copa llena de Semana Santa.
Al
finito la noche, evoca sonidos que moran en sombras
esperando
su llamada.
Frank Omar Tabasca
La Asunción, noviembre
2014
elblogdepey.blogspot.com
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