lunes, 27 de octubre de 2014

EL VUELO DEL BÚHO - Caminar

Caminar
Juan José Prieto Lárez*

Caminar es compartir cada espacio con cada uno de nuestros pies, que son nuestros pasos. Debajo yacen diminutas y disformes piedras, granos insignificantes de polvo, de tierra arrastrada buscan asilo, pero la brisa que lame los suelos la levanta, la empuja y vuelve a posarse sin encontrar refugio. Caminar es encontrar todo por mirar, hojas secas, verdes, casas, caras de gente, el día, la noche.

El rumbo está en algún lado asintiendo que espera hasta el final, cada tramo de la escalera se ha vuelto incierto porque esconde mentiras cayendo de bocas impuras, como un chaparrón que no moja, pero duele cuando se incrustan en uno de nuestros costados. Nos sucede que nos encontramos con el rancio ser indeseable, ese perdurable mal agobiante, que nos hace desviar el paso para no tenerlo de frente porque apesta. Al menos yo, prefiero llevar conmigo el malestar incognito, lo que pudiera suceder de un momento a otro. Mi vida me la juego al caminar por ahí por allá. Hay que decir de las satisfacciones. Uno percibe visiones y olores que agradan, son como la recompensa de haber tomado la decisión de salir al “aire” a caminar, emprender esa aventura diaria para remozar ideas, imaginación, cuerpo. Sabroso cuando el olfato sigue la ruta de un aroma de mujer. Cuando la mirada de detiene frente a un rostro bello. Cuando el gesto de un anciano nos reconoce. El niño cuando, admitiendo su inocencia, nos sonríe luego de una simpática travesura sin argumentaciones dramáticas que nos aflija.

Caminar es admirar una galería de arte. Escudriñamos rincones, los ojos entran a las casas queriendo descubrir obras ocultas. La fachada de las casas adquiere un lenguaje abstracto, aun con sus materiales pobres pero alegóricos a un estado existencial. Uno comprende el desparpajo melodramático del llamado collage, solo que éste es más cercano a lo humano. Caminar aunque no nos demos cuenta, nos hace fuertes ante las expectativas que por lo general nos suelen asombrar. Allí entendemos el poder de la comunicación, la conclusión que nos deja es el conocimiento, afectándonos positivamente, porque nos lleva a aplicar el remedio justo a la calamidad de turno. Entendiéndose lo espiritual y lo físico como el móvil a ser intervenido. Como dije al principio: pensar es la conexión con el movimiento para conjugar la salida idónea y rápida. La cosecha de frutos prudentes no se hará esperar porque estaremos complacidos por la decisión tomada. Caminemos para enunciar una intrínseca relación muy profunda con uno mismo, porque a fin de cuentas miraremos letras y palabras en estado de descomposición, cadavéricas, al no coronar su cometido, por ignorancia, estoy seguro.



*Periodista
elblogdepey.blogspot.com


NOTA: QUEDA PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O COMPLETA DE ESTE MATERIAL, SIN CONSENTIMIENTO DEL AUTOR.

0 comentarios:

Publicar un comentario