domingo, 7 de diciembre de 2014

EL VUELO DEL BÚHO - Retrato.

Retrato

Juan José prieto Lárez


La edición pasada hice el comentario sobre un poemario de mi autoría titulado Retrato, y su íntima relación con la fotografía, y mi ciudad: La Asunción, a continuación una muestra de ello:

Escenario: Eres de silencio, dormida/como teja cuando se opaca de tiempo/Aguarda quebrarse la sombra de postes y cornisas. Aceras hinchadas/por venas de roble. Calles muestran su vejez vestidas de grietas, reposa el polvo celebrando su existencia.

Pose: A mis primeros días me asomo, cuando nos alcanzaba la luz que impulsaba un palpitar complicado y estruendoso, uno se maravillaba del amarillo mágico en la gota de vidrio que pendía de un hilo. Débil, sin ganas de mostrarnos su compleja brillantez, negaba esparcir su misterio en zaguanes y calles abrigadas de mutismo único.

Descubrí lugares donde otros niños hacían lo mismo que yo: despertar mirando un cielo amplio. Descubrimos las escuelas, la complicidad hizo su aparición. Descubrimos árboles que guardan antiguos recuerdos en forma de alma, tocando cogollos como interminable juego, descubrimos que éramos un todo, huella de instantes emigrando donde nos permitía la lluvia de las auroras.

Enfoque: Se pueden contar las pisadas que llevana a la Otra Banda, con sapitos en la boca y limo entre dedos atravesando un puente tierra roja, seca, antigua. Donde se desvanece el destino vuelto invierno. No llorar sería borrar el encantamiento, aceptar la danza que dirá se ha iniciado el fin.

Del centro hacia arriba brotan flores que permanecieron ocultas por el estrépito del hierro encandelado con ráfagas de susto. Parece escucharse el grito adolorido de la heroína cuando emergió de sus entrañas el vagido de su noble patriótico amor.

Blanco: El pecador deambula desasiendo al inocente, con su puño, por beber corrientes humildes, limpiar prisiones que atajan su vía crucis. ¡Pobres de aquellas amarras que no al hombre hacerse a la mar!

Cada amanecer somos todos, buscando el límite diferente que se desprende de ser y actúa. Son espacios que nos colocan además de la cautela, entre el vivir cómo hacerlo.

Negro: Grito y allí estás/en lo que nunca fuiste/transformación difusa/suicida del ayuno.

Canto donde yaces/podrida, amarga, delirante/El reflejo nunca te piensa.
            Me invitas, sueño/que te has ido/me precipito, te alcanzo/para hacerme dolor.

Sepia: Desnudo sangra el castigo con su piel rota y garganta hueca. Acecha la muerte entre las almas. El dolor crece terrible. Se ha marchado alguien, se viste el final con círculos oscuros que tejen petición a Dios por el descanso eterno.    

Revelado: Despierta fiel a sí misma, acaso no es hecha de abrazos y aromas? Lleva traje de corte puro, infatigable estatura e inequívoca altivez, in marchita. Lleva murmullo y detalle irrenunciables, su rostro flota desolado, desencajado.

Pena siente por sus hijos que despiertan un exilio, en compañía del blanco hecho polvo, los dobla y cruzan temprano el confín de existir. Se torna coloso el abismo.



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