Reconocernos
Totoño
Autor: Juan José Prieto Lárez “Pey”
Juan
José Prieto Lárez
Ha ce unos años escribí
un poemario, que aun lleva por título Retrato, dedicado a mi ciudad…La
Asunción. Es un álbum de letras donde plasmo imágenes que engranan muy bien con
la visual que comúnmente observamos de la ciudad. En otras palabras es una cacería
de huellas y señales inmanentes al tiempo como añadido sobrio de mi vivencia
como asuntino, ante una estética identificable en el contexto poético.
Por aquellos días
surgía esa obligación por desentrañar el significado de contarme a mí mismo el
paisaje de mis años en esta misma geografía. Su magia minuciosa que se propaga
tan solo al escuchar de ella su silencio conmovedor. Sin la heredad de una gran
ciudad, sin deslumbramiento artificioso, ni torrenciales expresiones de
ostentación, La Asunción seguirá siendo un viajero detenido a descansar entre
montañas por más de cuatrocientos años, siglos que incurren en una transición
íntima, recorriendo la plenitud de cuánto vamos siendo.
Las estaciones de este
poemario encierran sus propias alas que se estiran buscando decirnos de su
paso, de su andanza entre la abundancia de gente buena, aunque nunca falta un
miserable con su vientre insaciable por carroña. Son conceptos tomados de la
fotografía para ir abotonando una pieza completa, a la medida, lista para lo
entrañable. Todas estas consideraciones me dieron luces para que dedicara parte
de mi tiempo a retratar la ciudad y sus habitantes. Hace cinco años o más, creo
que más, inicié este trabajo sin alardes
técnicos, solo capturar al asuntino en su dimensión cotidiana, tal como es, sin
que se diera cuenta que un artefacto lo miraba
para eternizarlo. El pasado 27 de noviembre, cuando La Asunción cumplió
414 años mostré ciento y tantos rostros en lo que llamé “y asuntinos…pa´ más
ñapa”, reconozco que para esto hay que preparar muy bien el ánimo, porque como
dije antes, nunca falta un miserable que quiera desdeñar de ese esfuerzo. Menos
mal que hasta ahora los comentarios han sido muy buenos, lo que quiere decir
que reconocernos, al menos a través de una fotografía fue un significativo
logro.
Por supuesto que de no
haber sido por el apoyo del Centro Médico La Fe el asunto no hubiese sido
posible, algo que realmente agradezco al ingeniero Rafael Tovar y su entusiasmo
por apoyar estas iniciativas. A todos los que han desfilado por el Museo Nueva
Cádiz gracias por sus positivas manifestaciones de respaldo. Espero que haya
nuevas oportunidades para nuevamente reencontrarnos.
elblogdepey.blogspot.com
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